Introducción
La autorregulación hace referencia a pensamientos, sentimientos y comportamientos autogenerados que están orientados a alcanzar objetivos (Zimmerman, 2000). La autorregulación del aprendizaje implica más que un conocimiento detallado de una habilidad: implica la autoconciencia, la automotivación y la habilidad de comportamiento para implementar estos conocimientos adecuadamente (Zimmerman, 2002).
No podemos entender y analizar el aprendizaje en línea sin tener en cuenta la autorregulación de los estudiantes (Huang et al., 2019). Como dicen algunos autores, la autorregulación tiene una relación positiva con la participación en el proceso de aprendizaje y con el compromiso y la persistencia en el aprendizaje (Doo y Bonk, 2020; Zhong et al., 2022).
Roles del estudiantado y el personal docente
Así, el estudiantado con un alto nivel de autorregulación es bueno para gestionar el tiempo, controlar el proceso y ajustar las estrategias de aprendizaje (Kilis y Yildirim, 2018). De esta manera, el estudiante se convierte en el protagonista de su proceso de aprendizaje (Villatoro y de Benito, 2022).
Además, el estudiantado es proactivo en sus esfuerzos por aprender por qué son conscientes de sus puntos fuertes y limitaciones y por qué se guían por objetivos marcados personalmente y por estrategias relacionadas con las tareas a resolver. Este estudiantado controla su comportamiento en cuanto a sus objetivos y reflexiona sobre su eficacia creciente. Esto aumenta su autosatisfacción y su motivación para seguir mejorando sus métodos de aprendizaje. Debido a su motivación superior y sus métodos de aprendizaje adaptativos, el estudiantado autorregulado no solo tiene más probabilidades de tener éxito académico, sino también de ver su futuro con optimismo (Zimmerman, 2002).
Dado el importante papel que juega la autorregulación para ayudar al estudiantado a persistir en el aprendizaje en línea, el personal docente debería ser consciente de la necesidad de mejorar continuamente la autorregulación del estudiantado. Además, el profesorado debe centrarse en el acompañamiento del estudiantado y fomentar procesos de interacción y colaboración que favorezcan la autorregulación del estudiantado (Van Laer, 2017).
En este sentido, el personal docente debe buscar la participación activa del estudiantado, aspecto que implica asumir un rol del docente como dinamización que consiste en generar dinámicas de comunicación, interacción activa y colaboración entre el estudiantado, de manera inclusiva, que sean motivadoras y estimulantes para alcanzar las competencias y los contenidos planificados en la actividad formativa. Tal y como ejemplifica Romeu (2021), mostrando una actitud abierta al diálogo; planteando preguntas para aumentar la comprensión o que los propios estudiantes se plantean; favorecer el debate y el diálogo, animando a los estudiantes a responder entre ellos; potenciando la interacción entre iguales; favoreciendo dinámicas de trabajo en grupo, etc. Por ejemplo, llevar a cabo debates virtuales es una buena estrategia de dinamización, ya que nos permite que como docentes adoptemos un papel diferente al habitual: pasemos a ser moderadores de un debate (modulamos intervenciones, priorizamos unos temas más que otros…). En cualquier caso, la función de moderación comporta inaugurar el debate, moderar con un correcto seguimiento de los hilos de conversación y, sobre todo, cerrar el debate al llegar a unas conclusiones.
Pero, además, es necesario un rol de diseñador, planificar y diseñar actividades definiendo la presencia y el acompañamiento docente. Pero diseñar no es suficiente. Hay que llevarlo a la práctica en su implementación como proceso dinámico para la motivación y la estimulación del estudiantado.
Las metodologías activas y colaborativas ya mencionadas para la realización de las actividades pueden facilitar la dinamización de las actividades en el proceso de aprendizaje.
En la línea de Andrade-Velásquez y Fonseca-Mora (2021), «emocionar en la docencia significa invitar al alumnado a descubrir otras realidades, a interactuar y a co-construir las bases para el desarrollo de una ciudadanía más novia, más ética, más responsable, más consciente y más respetuosa con el bienestar de los demás». Este aspecto evidencia la necesidad de una dinamización docente enfocada a mantener el interés y la atención, reducir la incertidumbre y aumentar la seguridad del estudiante en el contexto en línea.
En esta línea, el rol del docente como dinamizador es clave para crear un ambiente cómodo de aprendizaje, para fomentar la interacción y favorecer el diálogo, animando y motivando la participación de los estudiantes con el objetivo de hacerles más humano el aprendizaje (Pérez-Mateo y Guitert, 2013), y se puede evidenciar en:
- Fomentar la participación mostrando una actitud abierta al diálogo.
- Crear un ambiente favorable de aprendizaje mediante la interacción constante con el estudiantado.
- Facilitar la interacción y potenciar el uso de los espacios compartidos.
- Mantener una relación afectiva con el estudiantado.
- Generar un clima de acercamiento y confianza con el estudiantado.
- Transmitir tranquilidad y seguridad de sí mismo.
- Mostrar interés por las tareas que lleva a cabo el estudiantado.
- Intervenir en posibles situaciones de conflicto.
Estrategias para fomentar la autorregulación
A continuación, se proporciona una lista de estrategias y técnicas que, en función de los objetivos planteados, pueden ayudar a implicar al estudiantado, a autorregularse, a captar y retener su atención y a evitar la distracción, la desconexión y el agotamiento.
Para crear un buen clima:
- Hacer una introducción personal del estudiantado y de la persona formadora o docente.
- Presentar los objetivos del curso o de la actividad formativa.
- Preguntar por las expectativas de nuestro estudiantado.
- Buscar aliados entre el estudiantado.
- Nombrar los retos que se vayan alcanzando a medida que avanza la acción formativa.
- Preguntarles por sus hábitos en línea y su interacción (redes sociales, páginas web y blogs que consultan, aplicaciones que utilizan en los dispositivos móviles, etc.).
Para estimular y generar interés:
- Proponer votaciones sobre temas diversos.
- Proponer debates críticos con los compañeros y compañeras.
- Proponer foros en línea con sugerencias.
- Abordar los momentos complejos para evitar el abandono.
- Hacer comentarios, anotaciones y revisiones dirigidos a mejorar.
- Ofrecer ejemplos de aplicación del aprendizaje.
- Hacer test de autoevaluación.
- Ofrecer retorno y seguimiento de expertos externos.
- Aportar actividades de autoaprendizaje interactivo y autorretorno.
Para promover la autonomía:
- Garantizar que el estudiantado disponga de repositorios, bases de datos o buenos proveedores de recursos.
- Proporcionar tutoriales de herramientas que se necesitan para realizar las actividades.
- Hacer un cuestionario inicial de lanzamiento del curso o de la actividad.
- Hacer un cuestionario de calentamiento antes de empezar.
- Dar unas semanas o días para explorar de manera autónoma un tema, un caso, un problema…
- Proponer actividades autoevaluativas.
- Explorar recursos en abierto.
- Utilizar un programa abierto con opciones o itinerarios a seguir diferentes.
- Hacer docencia en abierto, o bien cursos en línea abiertos masivos (MOOC).
- Facilitar pautas, plantillas que ayuden a orientar o estructurar el resultado esperado.
Para que el aprendizaje sea relevante:
- Ofrecer casos interactivos y toma de decisiones basados en hechos reales.
- Establecer conexiones profesionales en algunas de las actividades.
- Proponer la realización de proyectos colaborativos.
- Crear diálogos y conversaciones en torno a un tema relevante.
- Promover el aprendizaje a partir de datos y noticias reales.
- Presentar conferencias e interacciones multiculturales, y académicas y extraacadémicas.
- Ofrecer demostraciones en línea preparadas por el docente.
- Proporcionar guías y videotutoriales docentes.
- Presentar entrevistas a personas o expertas del mundo real (no simuladas).
- Promover el aprendizaje situado en el contexto.
- Presentar tareas relacionadas con el entorno social del estudiantado.
Para crear oportunidades de interacción y colaboración:
- Hacer juegos de rol.
- Proponer un Jigsaw o puzle de contenido en línea (en grupo o individualmente, en el que cada uno trabaja una parte del todo).
- Hacer una clase invertida o flipped classroom.
- Hacer lluvias de ideas y cocreación digital conjunta.
- Mostrar un mapa mental colaborativo o representación visual de ideas con infografías, mapas interactivos, etc.
- Mostrar un vídeo interactivo con notas, con preguntas intercaladas, etc.
- Discutir y realizar cuestiones abiertas en la red o el entorno digital.
- Hacer interacciones en la nube o el entorno, o red digital.
- Crear un chat paralelo en un seminario web o presentación en línea.
- Poner en marcha un concurso para proponer ideas, debatir y hacer votaciones para escoger una.
Bibliografía
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