02 Los pilares de la educación en línea: interacción, colaboración, personalización, flexibilidad e informalización

Introducción

Partimos de la persona como ser único, diferente e irrepetible. Esto nos obliga a adaptar la educación a cada uno, a sus capacidades y al ritmo y al reconocimiento de sus diferencias. Es en este contexto que situamos los pilares del aprendizaje. Hay que superar la idea de enseñar lo mismo para todos, de la misma manera y en el mismo espacio y tiempo. La tecnología y la educación a distancia tienen un papel muy relevante para contribuir a adaptar el aprendizaje al ritmo y las necesidades de cada persona.

Para conseguir un modelo pedagógico de calidad de la educación en línea, hay que fundamentarlo sobre cinco pilares: la interacción, la colaboración, la personalización, la flexibilización y la informalización.

La interacción

Cuando nos referimos a la interacción, no debe confundirse con la comunicación síncrona. La interacción puede llevarse a cabo en diferentes formatos y soportes, pero no puede hacerse de igual manera que en la presencial, ya que las condiciones no son las mismas. Internet nos permite la interacción a una doble vertiente: con el conocimiento y entre personas.

La interacción entre las personas es la que se produce entre el estudiantado del aula y el formador o formadora, más allá de la interacción con los contenidos, las actividades, los recursos, la información encontrada en internet, la tecnología y las herramientas. Sin interacción no hay aprendizaje. «El grado de interacción que se establece es el que distingue los buenos modelos de educación en línea» (Sangrà, 2020, p. 35).

La interacción tiene tres dimensiones –social, cognitiva y organizativa–, según la corriente del computer supported collaborative learning (CSCL) (Johnson et al., 2000) y permite generar confianza entre los diferentes agentes, acercamiento y autonomía, así como construir el conocimiento conjuntamente y hacerlo de manera estructurada.

  • En la vertiente social, la interacción socioemocional genera compromiso y sentido de pertenencia a la comunidad, permite fomentar el diálogo integral para romper la sensación de aislamiento (o distanciamiento) y contribuir al desarrollo de competencias de trabajo en equipo y colaboración.
  • En la vertiente cognitiva, la interacción fomenta la construcción conjunta del conocimiento a partir de diálogos para expresarse, debatir y discutir a partir de ideas y reflexiones y resolución de dudas que tienen en cuenta las aportaciones de los demás, y desencadenan en procesos sociocognitivos de negociación y cooperación.
  • En la vertiente organizativa, muchos estudios señalan que la interacción no se da de manera espontánea y que hay que organizarla para favorecer el aprendizaje y las relaciones personales estableciendo los criterios para gestionar esta interacción.

Hernández-Sellés (2021) señala, en los resultados de su estudio, que el estudiantado asocia la interacción con la motivación y la mejora del rendimiento académico, y da especial relevancia al desarrollo de habilidades de colaboración y a los sentimientos de pertenencia a la comunidad asociados a la experiencia. En los modelos formativos en línea, la interacción entre el estudiantado y las personas formadoras puede ser síncrona o asíncrona, dependiendo de si se realiza en el mismo espacio temporal o no. La interacción asíncrona puede llevarse a cabo mediante foros y debates virtuales. La interacción síncrona, en cambio, puede llevarse a cabo mediante videoconferencias, chats y mensajería instantánea. En cualquier caso, es necesario establecer las finalidades, las normas y los criterios de participación en los diferentes espacios de participación.

Los modelos de educación en línea que funcionan realmente bien tienen en sus fundamentos una apuesta clara por la interacción. Es un error pensar que cualquier tipo de docencia no presencial se basa exclusivamente en facilitar el acceso a los contenidos: materiales, recursos, lecciones en cualquier formato y soporte (Sangrà, 2020). El grado de interacción que se establece es el que distingue los buenos modelos de educación en línea.

La colaboración

El principio de la colaboración va ligado al de la interacción. Conlleva un proceso de interacción y reciprocidad entre estudiantes que facilita la construcción conjunta de un objetivo común a partir del trabajo individual.

Definimos aprendizaje colaborativo como un proceso de interacción y reciprocidad entre estudiantes que facilita la construcción conjunta de un objetivo común a partir del trabajo individual. Es un proceso compartido, coordinado e interdependiente, en el que el estudiantado trabaja utilizando herramientas colaborativas en línea para conseguir un objetivo común (Guitert y Pérez-Mateo, 2013).

El hecho de colaborar conlleva siempre un trabajo individual y, si se hace en red, el potencial de las tecnologías nos permite colaborar de manera asíncrona, sin necesidad de coincidir ni en el espacio ni especialmente en el tiempo. Esto permite un grado importante de flexibilidad, tanto para el equipo docente como para el estudiantado.

En los procesos de colaboración en red es importante tener en cuenta cuatro procesos críticos que son imprescindibles para que la colaboración fluya. Estos procesos son los siguientes:

  1. Cultura de la colaboración. Cada miembro debe tener presente que su trabajo está supeditado al objetivo común, debe tomar conciencia de lo que conlleva colaborar y, además, debe mostrar las actitudes que lo facilitan, como la transparencia, el compromiso, el respeto, la tolerancia, la motivación, la iniciativa, la participación activa, etc. Vale la pena recordar que las tecnologías posibilitan trabajar de manera asíncrona tanto en el espacio como en el tiempo, y esto favorece la flexibilidad.
  2. Organización y planificación. Es importante definir normas de funcionamiento, distribuir los roles y planificar bien los procesos, así como revisarlos a lo largo del proceso. También debe organizarse la información. La organización y la planificación son temas clave en un entorno en línea, tal y como se ha planteado en el primer capítulo de este libro.
  3. Comunicación. En un proceso colaborativo es importante que la comunicación sea participativa, periódica, concisa, clara y adecuada a las normas de actitud de internet (netiquette). Por ejemplo, para llevar a cabo un debate, es importante definir las normas de funcionamiento. También es importante tener en cuenta el papel de la asincronía.
  4. Valoración y evaluación. Cada miembro debe valorar su tarea personal y la de sus compañeros, evidenciar los procesos y reflexionar sobre lo aprendido. Es decir, debe llevar a cabo procesos de autoevaluación y coevaluación.

La colaboración en red entre docentes ayuda a mejorar la práctica pedagógica y facilita el desarrollo profesional y la dimensión social (Romeu et al., 2016), además de mejorar la competencia digital docente. Para el estudiantado, es igualmente beneficiosa, ya que enfatiza su papel activo, fomenta la construcción de conocimiento y adquisición de competencias y disminuye el aislamiento social (Pérez-Mateo y Guitert, 2012).

La personalización

Otro de los pilares de la docencia en línea es la personalización, que la entendemos como la adaptación al ritmo, intereses, preferencias y necesidades de cada estudiante teniendo en cuenta, también, sus necesidades sociales (Buchem et al., 2011). La personalización se caracteriza por un conjunto de recursos, estrategias, oportunidades diversificadas encaminadas a que el estudiantado pueda dar sentido y valor personal a lo que va aprendiendo (Coll et al., 2020).

El aprendizaje personalizado nace de la necesidad que tiene el personal docente para atender diferentes tipologías de estudiantes. En el caso de la educación en línea que se encuentra mediada por las tecnologías digitales, la personalización juega un papel importante ayudando al personal docente a construir métodos adaptativos (Li y Marsh, 2014).

En este sentido, la personalización de los aprendizajes permite dar respuesta a la variedad de estudiantes y, sobre todo, permite definir lo que resulta imprescindible para que puedan alcanzar sus competencias.

Para personalizar el aprendizaje hay que tener en cuenta el qué, el cuándo, el cómo y el dónde se produce el aprendizaje, situación que da respuesta a los intereses que pide el estudiantado y permite atender la diversidad.

Como docentes, podemos realizar esta personalización en diferentes momentos y maneras:

  • En el diseño del aprendizaje, velando por que sea lo más adaptado posible a las necesidades individuales del estudiantado.
  • En el acompañamiento y la orientación individualizada y colectiva. Trataremos este aspecto en el apartado 4, «Docente acompañante».
  • En el retorno (feedback), así como en comentarios individualizados sobre el progreso en el aprendizaje.
  • En la promoción de la participación activa del estudiantado en su proceso de aprendizaje y la construcción de su identidad digital.

El diseño de portafolios digitales constituye un ejemplo de esta participación activa por el empoderamiento del estudiantado a lo largo de su proceso de aprendizaje.

La flexibilidad

La flexibilidad hace posible que el aprendizaje presencial y el aprendizaje en línea puedan complementarse. La flexibilidad en la educación en línea hace referencia a la capacidad de adaptación para muchos tipos de personas, contextos y situaciones (Burge et al., 2011), de manera que no se hace necesaria la coincidencia en el espacio y tiempo de aprendices y docentes. El concepto de flexibilización está totalmente ligado a la asincronía y la sincronía.

  • Con la asincronía no es necesaria la coincidencia temporal y espacial, lo que aumenta el principio de flexibilidad.
  • Con la sincronía no es necesaria la coincidencia en el mismo espacio, lo que disminuye la posibilidad de flexibilidad.

La flexibilidad permite evolucionar hacia la articulación como docentes de momentos sincrónicos o asincrónicos que faciliten el aprendizaje en función de los objetivos. Por ejemplo, la sincronía puede ser más adecuada en situaciones de toma de decisiones o de negociación, o en el establecimiento de criterios, de base de entendimiento compartidos, de resolución de dudas o en ciertos ámbitos de aprendizaje, como en el aprendizaje de idiomas.

El principio de flexibilidad posibilita que el aprendizaje presencial y el aprendizaje en línea puedan complementarse en cualquier formación. En este sentido, es muy importante tener en cuenta las necesidades y características de cada edad. Por ejemplo, en edades superiores, el ejemplo máximo de flexibilidad sería que el estudiantado pueda decidir seguir en línea o presencialmente una formación o una parte de su aprendizaje. Pero con un estudiantado con una edad inferior se hace imprescindible el acompañamiento docente para llevar a cabo aprendizajes que combinen presencialidad y formación en línea.

La informalización

El principio de informalización se basa en reconocer la existencia y el valor del aprendizaje que se produce de manera informal (Cross, 2007; Redecker et al., 2011). Entendemos por aprendizaje informal lo que se adquiere en actividades cotidianas relacionadas con el trabajo, la familia, las iguales o el ocio. Es un aprendizaje deslocalizado que no está estructurado porque no tiene unos objetivos didácticos, no tiene una duración determinada ni un apoyo concreto, no se planifica ni se diseña, no se evalúa y no se certifica. Puede ser un aprendizaje intencional, pero en la mayoría de los casos las personas no somos conscientes de que está produciéndose.

A lo largo de la vida, las personas vamos construyendo diferentes contextos de aprendizaje formales (intencionales, planificados y reglados), no formales (intencionales, planificados y no reglados) e informales. Estos últimos, más vinculados a necesidades, a intereses o a la resolución de problemas concretos. Como docentes en línea, debemos procurar espacios donde se produzca la integración de los conocimientos construidos en los diferentes contextos de formación y que pueden generar oportunidades de aprendizaje, colaboración y construcción del conocimiento. Por lo tanto, es importante que el estudiantado reconozca el valor de este aprendizaje de carácter más social. La tecnología facilita el acceso y la creación de espacios para que se produzca este tipo de aprendizaje informal.

Por un lado, como docentes en línea, podemos ampliar las posibilidades de práctica social entre el estudiantado con herramientas que permitan el desarrollo del aprendizaje informal entre el estudiantado, como herramientas de conversación como chats de comunicación (o mensajería instantánea), videoconferencias o foros que propician oportunidades de intercambio y comunicación de contenido informal. Por otro lado, como docentes en línea, el aprendizaje informal proporciona oportunidades de aprendizaje y formación que contribuyen a nuestro desarrollo profesional. Esta funcionalidad la podemos conseguir empleando herramientas de comunicación de diferentes tipos y con herramientas para la generación y la gestión compartida de contenidos, como por ejemplo wikis, repositorios, listas sociales de direcciones de interés, blogs, redes sociales, sistemas de valoración y participación, etc.

Estos cinco pilares permiten sustentar una docencia en línea sostenible, evaluable e innovable (Sangrà, 2020).


Principios de la educación en línea
Fuente: elaboración propia

A continuación, se detallan algunas recomendaciones relacionadas con los cinco principios:

  • Utilizar espacios compartidos (foros, debates, videoconferencias, chats y mensajería instantánea) con el fin de generar interacciones síncronas y asíncronas entre el estudiantado y las personas formadoras para evitar la sensación de aislamiento y distanciamiento.
  • Buscar indicadores de participación para medir la interacción durante el proceso de aprendizaje (número, tipo, calidad de las intervenciones…).
  • Planificar y organizar actividades para que el estudiantado trabaje en equipo y en colaboración (establecer los grupos y las normas de trabajo, trabajo individual, roles de trabajo…).
  • Establecer una metodología para desarrollar el trabajo colaborativo en los espacios en línea (wikis, blogs, videoconferencias…).
  • Diseñar y seleccionar recursos únicos o diversificados para atender los diferentes estilos de aprendizaje (escritos, visuales, auditivos, audiovisuales…) y ritmos (profundizar más o menos en determinados aspectos).
  • Acompañar y dar retorno del proceso de aprendizaje (individual o grupal) de manera continua y personalizada en función de las necesidades individuales.
  • Dar pautas al estudiantado para la confección de su entorno personal de aprendizaje.
  • Flexibilizar mediante progresiones personales y diseño de itinerarios.
  • Reconocer el valor del aprendizaje informal.
  • Participar en comunidades de práctica docentes formales e informales.
  • Integrar los dispositivos móviles como herramientas que facilitan la actualización constante.
  • Incorporar los medios sociales como una estrategia de actualización profesional.
  • Disponer de espacios virtuales para organizar y sistematizar los recursos digitales.
  • Compartir recursos docentes mediante las redes sociales.
  • Crear y desarrollar la identidad digital docente.

Bibliografia

Buchem, I., Attwell, G. y Torres-Kompen, R. (2011). Understanding personal learning environments: Literature review and synthesis through the activity theory lens. Proceedings of the PLE, 1–33.

Burge, E. J., Gibson, C. C. y Gibson, T. (ed.). (2011). Flexible pedagogy, flexible practice: Notes from the trenches of distance education. Athabasca University Press.

Coll, C., Esteban-Guitart, M. e Iglesias, E. (2020). Aprenentatge amb sentit i valor personal. Estratègies, recursos i experiències de personalització educativa. Escalón.

Cross, J. (2007). Informal learning: Rediscovering the natural pathways that inspire innovation and performance. Pfeiffer.

Guitert, M. (2020, 6 de mayo). La colaboración en red para docentes y para estudiantes [vídeo en línea]. UOC Webinar Series «Docencia Online de Emergencia». Universitat Oberta de Catalunya. https://www.youtube.com/watch?v=Nyc1NTaIMyA

Guitert, M. y Pérez-Mateo, M. (2013). La colaboración en la red: Hacia una definición de aprendizaje colaborativo en entornos virtuales. Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información, 14(1), 10–31. Universidad de Salamanca. http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/revistatesi/article/view/9440/9730

Hernández-Sellés, N. (2021). Herramientas que facilitan el aprendizaje colaborativo en entornos virtuales: Nuevas oportunidades para el desarrollo de las ecologías digitales de aprendizaje. Educatio Siglo XXI, 39(2), 81–100.

Johnson, D. W., Johnson, R. T. y Stanne, M. B. (2000). Cooperative learning methods: A meta-analysis. University of Minnesota. http://www.clcrc.com/pages/cl-methods.hml

Li, N. y Marsh, T. (2014). Personalized learning environments in e-learning: A review and future directions. International Journal of Information and Education Technology, 4(3).

Pérez-Mateo, M. y Guitert, M. (2012). Which social elements are visible in virtual groups? Addressing categorization of social expressions. Computers & Education, 58(4), 1234–1246.

Redecker, C., Leis, M., Leendertse, M., Punie, Y., Gijsbers, G., Kirschner, P., Stoyanov, S. y Hoogveld, B. (2011). The future of learning: Preparing for change. Publications Office of the European Union.

Romeu, T., Guitert, M. y Sangrà, A. (2016). Eacher collaboration network in Higher Education: Reflective visions from praxis. Innovations in Education and Teaching International, 53(6), 592–604.

Sangrà, A. (coord.). (2020). Decálogo para la mejora de la docencia online. Editorial UOC.

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